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Arce de Montpellier, Antequera (Rincón Singular)


Arce de Montpellier, Antequera (Rincón Singular)

Rincones Singulares

 

Mes recomendado para visitarlo: Noviembre

Inmerso en un paisaje onírico y laberíntico donde formas pétreas agitan nuestra imaginación, encontramos un árbol mágico que nos ofrece su sombra protectora. Estamos en El Torcal de Antequera, Paraje Natural desde 1989. El Torcal constituye una de las muestras más impresionantes de paisaje kárstico de toda Europa y debe su nombre a las dolinas o torcas, unas curiosas depresiones de formas circulares limitadas por un anillo rocoso.

Pues en este enigmático lugar, el Arce de Montpellier, con sus más de nueve metros de altura, nos proyecta generosamente 107 metros de alivio frente al sol. Esta especie (Hacer monspessulanum) es muy vulnerable, razón por la que está incluida en el ‘Libro rojo de la flora silvestre amenazada’ de Andalucía. Belleza al margen, la importancia de este ejemplar radica en su valor ecológico y su rareza.

 

Coordenadas
  • Parking:   362473 / 4090776
  • Arce de Montpellier:   362091 / 4090685

 

Más información

El Tornillo, el Sombrerillo, la Esfinge, el Camello, la Jarra, la Aguja, los Binoculares, el Macetón, el Tótem… No, no es un juego de memoria sino que se trata de algunas de las figuras que se pueden apreciar en el bosque de piedra del Torcal de Antequera, un paraje natural que parece salido de otro planeta y que fue declarado Paraje Natural en 1989.

No en vano, en sus 20 kilómetros cuadrados de superficie habitan más de 664 especies de plantas -incluyendo líquenes, helechos, encinas, quejigos, serbales, arces, madreselvas, zarzamoras, peonías, rosas silvestres y orquídeas endémicas- y 116 especies de animales, entre mamíferos, aves, reptiles e insectos. En este último apartado se pueden observar zorros, cabras montesas, topillos, tejones, conejos, comadrejas, buitres leonados, búhos reales, mochuelos, lagartos, lagartijas, culebras y víboras hocicudas. Y es que “el Torcal rezuma agua a pesar de que su superficie lo encubra. La tierra actúa de esponja y cuando llueve, el agua alimenta a la flora y la fauna y viaja por su interior hasta los 13 surtidores naturales que se encuentran bajo el cerro.

Entre las muchas y caprichosas figuras de piedra del Torcal, hay una situada en la parte alta a la que se denomina la Esfinge, por su similitud con el perfil de una mujer en piedra. En el lado derecho de la llamada Ruta Verde que conduce a esta formación encontramos uno de los pocos lugares para resguardarse del sol, quizá el único en todo el Torcal. Se trata de un arce de Montpellier de más de 9 metros de altura y un tronco de más de metro y medio de perímetro, cuya copa presenta una proyección de 107,48 m2 y ofrece su sombra para los senderistas que necesiten repostar. 

Este arce pertenece a una subdivisión de distribución más amplia que el Acer opalus, subespecie granatense, pero igual de sensible a los cambios en su hábitat. Es por eso por lo que esta especie ha sido catalogada como vulnerable e incluida en el “Libro rojo de la flora silvestre amenazada” de Andalucía. La importancia ecológica y la rareza son el primer motivo por el que resalta este ejemplar.

El arce de Montpellier (Acer monspessulanum), también llamado arce, simplemente, es un árbol caducifolio de la familia de las aceráceas que no acostumbra a superar los 12 metros de altura. Su copa tiene forma de cúpula ancha, y es densa. Tiene el tronco muy ramificado y la corteza de color gris marronáceo. Durante las primeras décadas se mantiene lisa, pero al envejecer se fisura y queda dividida en pequeñas placas. Sus curiosas semillas están formadas por dos nueces aladas (sámaras) que contienen una semilla cada una. Las alas apuntan hacia abajo en ángulo agudo y sirven para favorecer su dispersión por el viento. Los frutos son de color rojo y al madurar se vuelven marrones.

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